Con el coronavirus también aparecieron personas que falsificaron barbijos, se hicieron pasar por médicos o realizaron testeos truchos. Ya hubo detenidos y condenas
No pararon ni con la pandemia. Al revés, la aprovecharon. El Covid no solamente trajo muerte y enfermedad sino también nuevos delitos. Desde la llegada del coronavirus al país hasta hoy, la Justicia porteña tuvo que abrir varias causas contra gente de falsificaba barbijos, se hacía pasar por médico, realizaba hisopados truchos o vendía medicamentos sin permiso. Son los caranchos de la pandemia, los que aprovecharon el virus para robar y estafar.
Las causas fueron iniciadas por la Fiscalía General de la Ciudad. En muchos casos ya terminaron en juicios abreviados en los que los acusados confesaron a cambio de una reducción en la condena. Otros procesos siguen en marcha. Entre todas, hubo 18 detenidos.
El primer delito apareció el 30 de marzo del año pasado, apenas 10 días después de que el Gobierno dispusiera la cuarentena. Un policía de la Ciudad se enteró, mediante una vecina, que había alguien que vendía permisos para circular por la calle, los que ofrecía a través de Instagram. El Cuerpo de Investigaciones Judiciales y la fiscal Celsa Ramírez le hicieron un seguimiento y finalmente lo detuvieron.
Poco después, el 24 de abril, tres personas quedaron imputadas por utilizar una ambulancia para transportar pantuflas. Los encontró la policía en la zona de Once, cuando descargaban la mercadería con una carretilla.
Otros casos fueron más graves, porque implicaron el ejercicio ilegal de la medicina y pusieron en riesgo la vida y la salud de terceros, en plena pandemia. Uno de los más recordados sucedió el 11 de mayo, cuando terminó detenido un hombre de 52 años que se hacía pasar por médico.
Una mujer llamó a su empresa de medicina privada porque su hija de 16 años tenía síntomas compatibles con Covid. El «médico» apareció en el domicilio, sin barbijo y saludando a los besos. Cuando la mujer le preguntó por qué no mantenía la distancia, le respondió que «si te vas a morir, te morís igual».
No fue lo más grave: a continuación, revisó a la adolescente, le dijo que no tenía Covid y le indicó que tomara paracetamol, con una receta que no llevaba ni firma ni sello. La chica siguió con síntomas y la tuvieron que llevar al hospital Garrahan. Allí confirmaron que tenía dengue y la dejaron internada cinco días. El falso médico fue condenado a cuatro años y tres meses.
La venta de supuestos remedios contra el Covid también apareció entre las formas de estafa y ejercicio ilegal de la medicina. En agosto del año pasado, la Fiscalía desmontó un consultorio trucho en Bartolomé Mitre al 1300 donde se vendía clorito de sodio como tratamiento contra el coronavirus. También lo promocionaban vía web, y vendía además suplementos dietarios y otros productos.
Los testeos truchos también fueron motivo de causas judiciales. A fines de abril, la Policía detuvo a tres mujeres que se presentaban como integrantes de «Acilra», una supuesta organización que ofrecía hisopados truchos. Estaban en Larrea al 900, Recoleta, y tenían unos carnets de enfermeras apócrifos. Por cada falso test pedían 3.500 pesos.
En tanto, el 17 de junio último la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) clausuró dos locales en Paysandú al 1400, Caballito, donde se vendía alcohol líquido y en gel no autorizados por la ANMAT.
Pero el caso más grave, por el tamaño de la organización delictiva, fue el que derivó en la detención de cinco personas a quienes les encontraron más de 50.000 barbijos truchos con el logo del CONICET Atom Protect, que vendían ilegalmente.
La Policía además les secuestró siete armas de fuego y más de 1.000 municiones, junto con teléfonos, computadoras y las telas y maquinas que usaban para fabricar los barbijos.
Los allanamientos fueron 11, en diversos lugares de la Ciudad y el Conurbano: una estación de servicio en Virrey del Pino, un local en Laferrere, otro en Isidro Casanova y el resto en Almagro, Balvanera y San Nicolás.
Cuatro de los procesados aceptaron un juicio abreviado y ya fueron condenados a dos años de prisión en suspenso.
Esa investigación fue encabezada por el fiscal Carlos Rolero Sasturián, que también llevó adelante otra causa similar. En agosto pasado, ocho personas terminaron detenidas luego de cinco allanamientos en los que se desbarató otra red que fabricaba barbijos truchos.
Operaba en una vivienda y cuatro talleres textiles ilegales en Parque Avellaneda. Fabricaban los supuestos Atom Protect del Conicet, pero también falsificaban los de las marcas Ion Positivo, KN-95, 3M y Protective Mask.
«Durante todo el período de aislamiento, el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad continuó prestando sin interrupciones el servicio de justicia. Pusimos en práctica un Protocolo de Trabajo Remoto para Operadores Judiciales y pusimos a disposición todas las herramientas tecnológicas posibles», aseguró el fiscal general de la Ciudad, Juan Bautista Mahiques.
A las causas tramitadas por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad se le pueden sumar las múltiples denuncias realizadas durante la pandemia por los «cuentos del tío», las estafas telefónicas o por internet, que explotaron con el aislamiento. Tanto, que el propio Banco Central y las asociaciones bancarias tuvieron que salir a advertir por el crecimiento de estas maniobras delictivas.
FUENTE: Clarín