Las expensas superaron a la inflación y aumenta la morosidad en los consorcios

Los alquileres, el ABL, los servicios públicos, las cuotas hipotecarias. Todo lo que tiene que ver con el costo de la vivienda viene sufriendo aumentos que cada vez duelen más en los bolsillos de los porteños. Pero hay uno que genera particular preocupación: el año pasado, las expensas en la Ciudad subieron por encima de la inflación general del distrito. Así, cada vez más familias tienen problemas para pagarlas y las reparaciones en los edificios se postergan, incluso aquellas que suponen algún riesgo.

El dato surge del relevamiento que mes a mes realiza la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño. En diciembre, las expensas​ promedio que paga una familia tipo en Buenos Aires completaron un aumento del 51,8% en el año. Si el costo mensual era de $ 2.368 en diciembre de 2018, un año más tarde se fue a $ 3.598.

Ese salto supera al 50,6% de inflación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el mismo organismo en el distrito, y que fue un poco más benévolo que el 53,8% registrado por el INDEC​ para el promedio de todo el país.

La serie estadística del organismo oficial porteño permite observar otros aspectos. Uno, que si la canasta mensual de consumos de esa familia tipo es (de acuerdo a la estimación) de $ 48.000 por mes, los $ 3.598 que se destinan a las expensas equivalen al 7,5% del total de los gastos. El otro punto es que los números muestran claramente el daño de la inflación y la devaluación en los últimos tiempos: hace cinco años, en diciembre de 2014, las expensas promedio eran $ 698, y representaban el 7% del total de gastos de la canasta medida entonces.

Además, no hay que perder de vista que el aumento del 51,8% es un promedio. Esto quiere decir, obviamente, que para muchas familias el aumento fue bastante mayor. «Hubo casos del 70% de incremento o más. Si hay abusos y uno presenta una queja en el Registro de Administradores, la respuesta llega un año después. La gente se cansa, cada vez concurre menos a las asambleas. Es un descontrol absoluto«, se lamentó Samuel Knopoff, presidente de la Federación de Consorcistas (FEDECO)

Los gastos generales de los consorcios subieron básicamente por dos temas. Primero, el costo salarial de los encargados de edificios. Según informaron en la Unión de Consorcistas de la República Argentina (UCRA), el año pasado los trabajadores tuvieron dos cuotas de aumentos del 11,5% en marzo y mayo, otras dos de 9,5% en julio y noviembre, más una tercera a pagar en marzo próximo. Además, percibieron un bono no remunerativo de $ 5.000 pagado en dos cuotas $ 2.500 en octubre y noviembre. Aparte, los encargados cuentan con un bono de fin de año que equivale al 20% del salario básico de convenio, y que se paga junto al aguinaldo.

«Muchos consorcistas nos están llamando para ver cómo reemplazar al encargado con una empresa de limpieza que no vaya todos los días. El costo del encargado es un 50% o más del total de gastos del consorcio», comentó Alicia Giménez, titular de UCRA.

El otro impulsor del aumento para los consorcios fue la inflación en los gastos de limpieza y mantenimiento del edificio, sobre todo en aquellos que tienen servicios comunes. En muchos casos, y por el encarecimiento de la energía, en el invierno hubo edificios donde se apagaban las calderas o se controlaba mucho la calefacción común.

Por el lado de los gastos comunes, el Gobierno porteño intentó un paliativo el año pasado. A través de la eliminación de requisitos burocráticos, apuntaron a bajar los costos. Según explicaron en la Secretaría de Atención Ciudadana, quitaron la obligatoriedad de presentar el certificado de libro seguro y llevar un libro de datos periódicos, lo que significó un ahorro de $ 18.000 anuales para un edificio promedio. También espaciaron los controles de los tanques de agua (supone un ahorro de $ 15.000 por año) y las fumigaciones ($ 26.000 al año), entre otros cambios.

Pero los consorcistas dicen que en muchos edificios estos ahorros fueron marginales. Y lo sostienen en un dato: el aumento de la morosidad. De acuerdo a un informe de la Asociación Civil de Administradores de Consorcios, en septiembre un 30% de las familias yatenía problemas para pagar al día las expensas.

Esto llevó a que muchas administraciones tomaran una decisión de doble filo: cobrarles cuotas extra a los que sí pagan al día, para compensar el déficit. Claro que, además de sonar a injusticia, la medida pone aún más presión sobre los cumplidores.

La otra cara del encarecimiento de las expensas y el salto de la morosidad es la falta de mantenimiento. Muchos consorcios no tienen más remedio que postergar reparaciones. Y no solamente las estéticas, como puede ser la pintura o la iluminación, también otras situaciones, como eventuales arreglos en fachadas y balcones, que suponen un riesgo de accidentes.

«Es el escollo más grande en nuestro presupuesto»

«Es el escollo más grande que tenemos en nuestro presupuesto», dice Lucía Alonso. Habla de los $ 24.000 mensuales que paga de expensas por el departamento de 160 metros cuadrados en el que vive, en el límite entre Saavedra y Núñez. Dice que algunos aumentos llegan de a $ 1.500 o $ 2.000 y que ese gasto equivale a entre el 30 % y el 40% de la suma de las jubilaciones suya y de su marido.

«Yo formé parte de varios consejos de propietarios en distintos consorcios. Los aumentos se avisaban. Últimamente no se avisan y vienen así, de más de mil pesos seguro», suma. Las expensas incluyen el gasto por el agua -AySA- y, a veces, horas extra del encargado del edificio. «Creo que lo que hace falta es un poco más de control para que las expensas no suban tan rápidamente sin saber del todo por qué», sostiene Lucía. Para pagar las expensas recortó otros gastos: «Salidas, algunas compras que permitían darse un gusto. Cambió el standard de vida«, resume.

Para al menos entender el por qué de esos aumentos que le ocupan cada vez más parte del bolsillo, Alonso tiene algunas ideas. «En principio, los administradores ya no convocan a las asambleas que deberían como para informar los gastos del consorcio y por qué habrá subas. A la vez, creo que el Estado debería habilitar alguna instancia en la que los propietarios o inquilinos pueden controlar los consumos que se les están cobrando: yo pago el agua a través de las expensas y es por proporción de superficie, no sujeto a lo que yo efectivamente uso. Finalmente, debería instalarse algún sistema para verificar si efectivamente un encargado hizo o no horas extra, aunque eso traería un gran problema con los sindicatos», describe.

Damián pagaba 3.500 pesos de expensas en enero de 2019. Ahora son 8.000. Vive en un departamento de dos ambientes en Villa Crespo. «Fue un año de muchísimos aumentos pero lo de las expensas es inviable. Me quedan seis meses de contrato de alquiler y quisiera mudarme o con algún amigo para compartir gastos o a un PH sin expensas, porque es una cantidad de plata que me cuesta afrontar. Perdí mucho poder adquisitivo entre varios aumentos, y el de las expensas fue uno de los más fuertes, por eso estoy viendo cómo eliminarlo», describe.

El edificio en el que vive y por cuyas expensas paga el 20% de su salario tiene pileta en la terraza. «Es chiquita y a veces hay mucha gente pero sirve para aliviar el calor en el medio del cemento y, además, este año no junté la guita para irme de vacaciones, así que me refugio ahí», matiza.

Fuente: Clarin