La Ciudad compró el lote que se destinará al primer espacio verde de la zona, un reclamo vecinal que lleva décadas. Cuál es y dónde queda.
El viejo anhelo para que Villa Santa Rita tenga por fin su plaza dio uno de sus pasos más importantes. El Gobierno porteño compró el terreno donde se instalará el espacio verde
Se trata del único de los 48 barrios oficiales de la Ciudad que no tiene ninguna plaza. Por eso, desde hace décadas los vecinos venían reclamando una.
Según confirmaron en la Secretaría de Desarrollo Urbano, el Estado porteño le pagó al dueño del lote 450 millones de pesos, precio que había definido una tasación realizada por el Banco Ciudad. Ahora avanzarán con los últimos trámites para comenzar con la obra «en las próximas semanas».
Dado que no es una obra muy compleja, se espera que en los primeros meses del año que viene los vecinos ya tengan su placita.
La ley para crear esta plaza había sido votada a mitad de año por unanimidad.
El predio elegido queda en Álvarez Jonte 3222, y su superficie es de 1.600 m2. Se trata de un lote donde antiguamente funcionaba un lavadero de autos, que luego fue adquirido para la construcción de un edificio.
Pero en 2011, la Legislatura porteña redujo la altura máxima permitida en la zona, sobre todo para proteger al pasaje Granville, que está en la misma manzana. Desde hace muchos años, entonces, el predio no tiene uso.
Por eso, los vecinos vieron allí la oportunidad que perseguían desde hacía 40 años: que el terreno pasara a manos de la Ciudad y se lo destinara a la instalación de la primera plaza en un barrio con 2,2 kilómetros cuadrados de superficie y más de 35.000 habitantes.
Esa lucha derivó en la ley y en la actual compra de parte del Estado. Por eso, este viernes a las 18 se juntarán en el lugar para celebrar. En un comunicado que difundieron, expresaron «alegría y satisfacción por este logro 100% vecinal”, pero también expresaron su “preocupación por las demoras que podrían acontecer respecto a la construcción de la plaza”. La referencia tiene que ver con ciertos cambios en el diseño que se había consensuado entre los vecinos y la Ciudad. De todas formas, en Desarrollo Urbano sostienen que la obra comenzará dentro de poco.
El dinero para comprar y construir la plaza saldrá del FODUS, el Fondo de Desarrollo Urbano Sustentable. Es una herramienta que se creó por ley hace dos años, y que se nutre de dos fuentes de financiamiento, ambas de la construcción privada.
Una es lo que se cobra en concepto de “plusvalía urbana”. Es un tributo que se creó después de la reforma del Código Urbanístico de la Ciudad, en 2018. Lo pagan aquellos desarrolladores que se ven beneficiados por la posibilidad de construir más metros cuadrados gracias a esos cambios en la normativa.
La otra fuente son los convenios urbanísticos. Se trata de acuerdos que el Gobierno porteño firma con desarrolladores privados, por los cuales los inversores solicitan que les permitan construir más metros en altura o más volumen que lo que establece el Código para esa zona, y a cambio compensan al Estado con dinero. Cada convenio debe ser luego aprobado por la Legislatura porteña.
«El primer éxito fue el de trabajar juntos con los vecinos para resolver los problemas que nos plantean, con innovación y creatividad. El segundo es hacer de esto una política pública, por eso la creación de FODUS nos da la posibilidad de que estos casos no sean casos aislados”, aseguró Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad.
La falta de plazas y parques es un reclamo sistemático de los porteños, en todos los barrios. Pese a la carencia de terrenos libres, en los últimos años pudieron concretarse algunas iniciativas para sumar espacios verdes. Y en todos fue clave la lucha de los vecinos.
Acaso el ejemplo más gráfico sea el de la Manzana 66. Se trata del lote que queda entre Jujuy, Belgrano, Catamarca y Moreno, en Balvanera. Allí, una empresa compró todas las parcelas para construir un microestadio.
Pero los vecinos se oponían, pedían una plaza. La sostenida presión de la gente consiguió que la Ciudad y la empresa firmara un convenio urbanístico por el cual el privado cedía el terreno a cambio de otro, en Saavedra, donde le permitirían levantar un edificio. A cambio, el Estado se quedaba con la Manzana 66 para hacer la plaza, obra que finalmente fue inaugurada en 2018.
Otro antecedente es el de Boedo, barrio que durante décadas tampoco tuvo ni una plaza. En 2011 fue inaugurada la primera, en Estados Unidos, Sánchez de Loria, Carlos Calvo y Virrey Liniers.
Fuente Clarin