Aumenta el boleto de colectivos: a cuánto se irá en febrero y cuándo se normalizará el servicio tras las protestas

El boleto mínimo de colectivos aumentará a $ 76,92 a partir del lunes. La noticia se conoció el jueves por la tarde, tras la reunión de autoridades del gobierno nacional con representantes de las cámaras de empresas de colectivos. El encuentro sirvió para comenzar a destrabar el conflicto que inició el sábado, con el recorte de hasta el 50% de las frecuencias, en reclamo del aumento de fondos que el Estado destina en concepto de subsidios.

En la calle todavía se sienten las demoras, con esperas que a veces superan los 40 minutos, cuando lo habitual era aguardar no más de 15. Se trata del último día hábil del año. Durante el fin de semana se espera un escenario similar al de hace siete días, cuando comenzó la protesta y no se sintió tanto por el feriado de Navidad.

«Primer paso mínimo a $ 77 (son los ajustes que estaban previstos y se suspendieron en agosto). Segundo paso febrero, post audiencia pública, llevar el boleto a un valor cercano a lo que se cobra en Córdoba o Rosario (grandes centros urbanos de argentina)», dijeron desde la Asociación Argentina del Transporte Automotor ( AAETA), y agregaron: «Y en paralelo sincerar el costo haciendo los cálculos con los precios de hoy de los insumos (que da 800 pesos por usuario). La diferencia entre tarifa y costo (bien calculado) se seguirá pagando con subsidios, ya que su camino de eliminación es mucho mas largo. Tres años, según dijo el ministro Caputo».

En febrero, entonces, los boletos en el AMBA podrían irse a $ 200 en promedio. Si como se dice el objetivo es equipararlos con Córdoba y Rosario, en la provincia mediterránea, por ejemplo, la tarifa arranca en $ 240 ($ 276 la nocturna) en los servicios más usados. Pero también hay servicios de $ 276 y hasta de $ 960 en el caso del Aerobus, que une el aeropuerto con en centro de la ciudad Capital. En Rosario, en tanto, la tarifa básica cuesta $ 240, mientras que la social sale $ 107.

Desde el lunes, el mínimo, que comprende tramos de entre 0 y 3 kilómetros de distancia, constará 76,92. Luego, para viajes de 3 a 6 kilómetros, los más comunes dentro de la Ciudad, habrá que pagar $ 85,69. El boletó saldrá 92,29 para tramos de 6 a 12 km, 98,90 de 12 a 27; y $ 105,46 si el viaje tiene más de 27 kilómetros.

Para quienes tengan la tarifa social, los valores arrancan en $ 34,61 para el boleto mínimo, y van escalando en $ 38,56; $ 51,53; $ 44,51 y $ 47,56 según las distancias.

Tanto las tarifas como los fondos que aporta el Gobierno Nacional están congelados desde agosto, por decisión del entonces ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, en plena campaña. Hasta ese momento se había dispuesto un aumento mensual según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

El reclamo de las empresas tenía que ver con que habían padecido aumentos inflacionarios de costos, salarios y combustibles, pero no de los aportes en materia de subsidios.

«En la reunión, que fue muy positiva, se reconoció el problema de desfinanciamiento, ya que se está trabajando con los fondos del mes de agosto, mientras que la inflación duplicó el precio de muchos insumos. Se va actualizar la base de cálculo, que va a impactar en los subsidios, y se va a reiniciar el programa de reajuste tarifario que se había interrumpido en agosto», dijo Luciano Fusaro, vicepresidente AAETA, y agregó: «La suba que se aplicará desde la semana que viene está explicada en los aumentos que no se hicieron efectivos en estos meses, desde septiembre hasta ahora».

Fusaro también explicó que a mitad de enero se hará la audiencia pública que definirá el aumento de febrero. Además, reafirmó el objetivo de equiparar el boleto del AMBA con Córdoba y Rosario. «La idea es eliminar esa asimetría que hay con esos dos grandes centros urbanos, en donde el mínimo es de $ 240. El camino a mediano y largo plazo es reducir subsidios. Pero si lo quitaran ahora, el boleto promedio se iría a $ 800. El porcentaje de la tarifa que se subsidia ahora es del 90% y eso se iría achicando en un proceso de 3 años que terminaría con la quita total».

De la reunión también surgió que se mantendrán los descuentos de la red SUBE, que hace que el segundo viaje se pague al 50% del valor y del tercero solo el 25%. Siempre y cuando se inicien los traslados dentro de las dos horas de comenzado el primero.

Además, del encuentro surgió que se implementarán nuevas formas de aplicar los descuentos por tarifa social para, de una vez por todas, «subsidiar a los pasajeros» y no directamente a las empresas de colectivos.

Por otra parte, otra tarifa que quedó congelada desde agosto es la de los trenes, que gestiona el Estado. Este viernes por la tarde se confirmó que desde el 15 de enero tambien un 45,32% las tarifas.

El único barrio porteño sin una plaza, más cerca de cumplir su viejo sueño

La Ciudad compró el lote que se destinará al primer espacio verde de la zona, un reclamo vecinal que lleva décadas. Cuál es y dónde queda.

El viejo anhelo para que Villa Santa Rita tenga por fin su plaza dio uno de sus pasos más importantes. El Gobierno porteño compró el terreno donde se instalará el espacio verde

Se trata del único de los 48 barrios oficiales de la Ciudad que no tiene ninguna plaza. Por eso, desde hace décadas los vecinos venían reclamando una.

Según confirmaron en la Secretaría de Desarrollo Urbano, el Estado porteño le pagó al dueño del lote 450 millones de pesos, precio que había definido una tasación realizada por el Banco Ciudad. Ahora avanzarán con los últimos trámites para comenzar con la obra «en las próximas semanas».

Dado que no es una obra muy compleja, se espera que en los primeros meses del año que viene los vecinos ya tengan su placita.

La ley para crear esta plaza había sido votada a mitad de año por unanimidad.

El predio elegido queda en Álvarez Jonte 3222, y su superficie es de 1.600 m2. Se trata de un lote donde antiguamente funcionaba un lavadero de autos, que luego fue adquirido para la construcción de un edificio.

Pero en 2011, la Legislatura porteña redujo la altura máxima permitida en la zona, sobre todo para proteger al pasaje Granville, que está en la misma manzana. Desde hace muchos años, entonces, el predio no tiene uso.

Por eso, los vecinos vieron allí la oportunidad que perseguían desde hacía 40 años: que el terreno pasara a manos de la Ciudad y se lo destinara a la instalación de la primera plaza en un barrio con 2,2 kilómetros cuadrados de superficie y más de 35.000 habitantes.

Esa lucha derivó en la ley y en la actual compra de parte del Estado. Por eso, este viernes a las 18 se juntarán en el lugar para celebrar. En un comunicado que difundieron, expresaron «alegría y satisfacción por este logro 100% vecinal”, pero también expresaron su “preocupación por las demoras que podrían acontecer respecto a la construcción de la plaza”. La referencia tiene que ver con ciertos cambios en el diseño que se había consensuado entre los vecinos y la Ciudad. De todas formas, en Desarrollo Urbano sostienen que la obra comenzará dentro de poco.

El dinero para comprar y construir la plaza saldrá del FODUS, el Fondo de Desarrollo Urbano Sustentable. Es una herramienta que se creó por ley hace dos años, y que se nutre de dos fuentes de financiamiento, ambas de la construcción privada.

Una es lo que se cobra en concepto de “plusvalía urbana”. Es un tributo que se creó después de la reforma del Código Urbanístico de la Ciudad, en 2018. Lo pagan aquellos desarrolladores que se ven beneficiados por la posibilidad de construir más metros cuadrados gracias a esos cambios en la normativa.

La otra fuente son los convenios urbanísticos. Se trata de acuerdos que el Gobierno porteño firma con desarrolladores privados, por los cuales los inversores solicitan que les permitan construir más metros en altura o más volumen que lo que establece el Código para esa zona, y a cambio compensan al Estado con dinero. Cada convenio debe ser luego aprobado por la Legislatura porteña.

«El primer éxito fue el de trabajar juntos con los vecinos para resolver los problemas que nos plantean, con innovación y creatividad. El segundo es hacer de esto una política pública, por eso la creación de FODUS nos da la posibilidad de que estos casos no sean casos aislados”, aseguró Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad.

La falta de plazas y parques es un reclamo sistemático de los porteños, en todos los barrios. Pese a la carencia de terrenos libres, en los últimos años pudieron concretarse algunas iniciativas para sumar espacios verdes. Y en todos fue clave la lucha de los vecinos.

Acaso el ejemplo más gráfico sea el de la Manzana 66. Se trata del lote que queda entre Jujuy, Belgrano, Catamarca y Moreno, en Balvanera. Allí, una empresa compró todas las parcelas para construir un microestadio.

Pero los vecinos se oponían, pedían una plaza. La sostenida presión de la gente consiguió que la Ciudad y la empresa firmara un convenio urbanístico por el cual el privado cedía el terreno a cambio de otro, en Saavedra, donde le permitirían levantar un edificio. A cambio, el Estado se quedaba con la Manzana 66 para hacer la plaza, obra que finalmente fue inaugurada en 2018.

Otro antecedente es el de Boedo, barrio que durante décadas tampoco tuvo ni una plaza. En 2011 fue inaugurada la primera, en Estados Unidos, Sánchez de Loria, Carlos Calvo y Virrey Liniers.

Fuente Clarin

El único barrio porteño sin una plaza, más cerca de cumplir su viejo sueño

La Ciudad compró el lote que se destinará al primer espacio verde de la zona, un reclamo vecinal que lleva décadas. Cuál es y dónde queda.

El viejo anhelo para que Villa Santa Rita tenga por fin su plaza dio uno de sus pasos más importantes. El Gobierno porteño compró el terreno donde se instalará el espacio verde

Se trata del único de los 48 barrios oficiales de la Ciudad que no tiene ninguna plaza. Por eso, desde hace décadas los vecinos venían reclamando una.

Según confirmaron en la Secretaría de Desarrollo Urbano, el Estado porteño le pagó al dueño del lote 450 millones de pesos, precio que había definido una tasación realizada por el Banco Ciudad. Ahora avanzarán con los últimos trámites para comenzar con la obra «en las próximas semanas».

Dado que no es una obra muy compleja, se espera que en los primeros meses del año que viene los vecinos ya tengan su placita.

La ley para crear esta plaza había sido votada a mitad de año por unanimidad.

El predio elegido queda en Álvarez Jonte 3222, y su superficie es de 1.600 m2. Se trata de un lote donde antiguamente funcionaba un lavadero de autos, que luego fue adquirido para la construcción de un edificio.

Pero en 2011, la Legislatura porteña redujo la altura máxima permitida en la zona, sobre todo para proteger al pasaje Granville, que está en la misma manzana. Desde hace muchos años, entonces, el predio no tiene uso.

Por eso, los vecinos vieron allí la oportunidad que perseguían desde hacía 40 años: que el terreno pasara a manos de la Ciudad y se lo destinara a la instalación de la primera plaza en un barrio con 2,2 kilómetros cuadrados de superficie y más de 35.000 habitantes.

Esa lucha derivó en la ley y en la actual compra de parte del Estado. Por eso, este viernes a las 18 se juntarán en el lugar para celebrar. En un comunicado que difundieron, expresaron «alegría y satisfacción por este logro 100% vecinal”, pero también expresaron su “preocupación por las demoras que podrían acontecer respecto a la construcción de la plaza”. La referencia tiene que ver con ciertos cambios en el diseño que se había consensuado entre los vecinos y la Ciudad. De todas formas, en Desarrollo Urbano sostienen que la obra comenzará dentro de poco.

El dinero para comprar y construir la plaza saldrá del FODUS, el Fondo de Desarrollo Urbano Sustentable. Es una herramienta que se creó por ley hace dos años, y que se nutre de dos fuentes de financiamiento, ambas de la construcción privada.

Una es lo que se cobra en concepto de “plusvalía urbana”. Es un tributo que se creó después de la reforma del Código Urbanístico de la Ciudad, en 2018. Lo pagan aquellos desarrolladores que se ven beneficiados por la posibilidad de construir más metros cuadrados gracias a esos cambios en la normativa.

La otra fuente son los convenios urbanísticos. Se trata de acuerdos que el Gobierno porteño firma con desarrolladores privados, por los cuales los inversores solicitan que les permitan construir más metros en altura o más volumen que lo que establece el Código para esa zona, y a cambio compensan al Estado con dinero. Cada convenio debe ser luego aprobado por la Legislatura porteña.

«El primer éxito fue el de trabajar juntos con los vecinos para resolver los problemas que nos plantean, con innovación y creatividad. El segundo es hacer de esto una política pública, por eso la creación de FODUS nos da la posibilidad de que estos casos no sean casos aislados”, aseguró Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad.

La falta de plazas y parques es un reclamo sistemático de los porteños, en todos los barrios. Pese a la carencia de terrenos libres, en los últimos años pudieron concretarse algunas iniciativas para sumar espacios verdes. Y en todos fue clave la lucha de los vecinos.

Acaso el ejemplo más gráfico sea el de la Manzana 66. Se trata del lote que queda entre Jujuy, Belgrano, Catamarca y Moreno, en Balvanera. Allí, una empresa compró todas las parcelas para construir un microestadio.

Pero los vecinos se oponían, pedían una plaza. La sostenida presión de la gente consiguió que la Ciudad y la empresa firmara un convenio urbanístico por el cual el privado cedía el terreno a cambio de otro, en Saavedra, donde le permitirían levantar un edificio. A cambio, el Estado se quedaba con la Manzana 66 para hacer la plaza, obra que finalmente fue inaugurada en 2018.

Otro antecedente es el de Boedo, barrio que durante décadas tampoco tuvo ni una plaza. En 2011 fue inaugurada la primera, en Estados Unidos, Sánchez de Loria, Carlos Calvo y Virrey Liniers.

Fuente: Clarin

Pasamanos y clonación: buscan combatir las estafas con tarjetas de crédito en bares y restaurantes

El crecimiento vertiginoso de los fraudes digitales, con la clonación de tarjetas y el robo de datos para hacer compras truchas como uno de los modos delictivos, hizo sonar las alarmas de los bancos y los clientes. En especial desde la pandemia, que aumentó el uso de medios de pago digitales. Ahora, un proyecto de ley busca bajar ese riesgo en la Ciudad: en los comercios porteños, sólo los clientes podrán manipular sus tarjetas de crédito o débito.

La idea es que los empleados no se lleven los plásticos lejos de la vista del cliente, sobre todo en locales gastronómicos o estaciones de servicio, donde las cajas están alejadas.

Esto, porque una de las formas más comunes del delito es la clonación de tarjetas con falsos posnets que copian los datos. O bien, y más artesanalmente, hay algunos que le sacan una foto a la tarjeta y el código de seguridad para luego hacer compras fraudulentas vía web.

Lo que plantea este proyecto de ley, presentado la semana pasada en la Legislatura porteña, es muy sencillo y de sentido común: que el empleado del comercio le alcance el posnet al cliente, o bien que le garantice un fácil acceso a la máquina. Es decir, que el lector de la tarjeta no esté escondido, y en lo posible que sea inalámbrico y se pueda llevar a la mesa del bar o restaurante.

Lo que sí podrá hacer el empleado es pedirle al cliente que junto con la tarjeta le muestre el DNI, para corroborar la identidad.

El proyecto fue elaborado por la legisladora Carolina Estebarena, de Vamos Juntos, y son coautores los diputados Lucio Lapeña y Patricia Vischi, ambos de UCR-Evolución.

Entre sus considerandos, explican que “conforme surge de los datos arrojados por la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), dependiente del Ministerio Público Fiscal de la Nación, las estafas bancarias se han incrementado un 3.000% entre el año 2019 y 2020”.

También citan que “las modalidades con el fin de vaciar cuentas bancarias, realizar compras con tarjetas de créditos, solicitar un préstamos, etc. son variadas. Ejemplos de ellas son capturar una imagen del frente y dorso del plástico o pasar la tarjeta por una terminal que copia su información para clonarla”.

Por eso, en su artículo define que “queda prohibido que los proveedores de bienes y servicios y comercios adheridos al sistema de tarjetas de débito o crédito requieran su entrega a los titulares o adicionales para realizar una operación comercial”.

El texto estipula que, una vez votada y promulgada la ley, los comercios tendrán “90 días” para adecuarse a la normativa.

En el texto no se establecen sanciones para los comercios que incumplieran esta norma, pero porque ese punto debería establecerse luego con la reglamentación de la ley.

Lo que sí está claro es que, desde que entre en vigencia la ley, los clientes podrán exigir que se cumpla esta exigencia, y si un comerciante se negara podrían denunciarlo por ejemplo ante la Dirección de Defensa de Derechos del Consumidor, así como se reclama por cualquier otro derecho.

El proyecto presentado por el oficialismo en la Legislatura sería tratado en los próximos meses. Se inspira en dos leyes muy similares que fueron aprobadas en Neuquén en 2022 y en Río Negro en junio pasado.

Qué hacer ante el robo de datos

  • En el caso de que en el resumen de cuenta aparezca alguna compra fraudulenta, el cliente debe contactarse con su tarjeta de crédito y denunciarlo, vía telefónica o web.
  • El cliente tiene hasta 30 días desde recibido el resumen para hacer la denuncia, o 60 si se trata de una compra realizada en el exterior.
  • En todos los casos, la tarjeta le dará un crédito provisorio por el valor de esa compra cuestionada. Y paralelamente, en hasta 60 días, investigará qué pasó.
  • Si la compra efectivamente fue trucha, el crédito otorgado quedará a favor del cliente. Si demostrara que la compra sí la hizo el cliente, le descontará esa compensación.
  • Si sucediera esto último y el cliente quisiera insistir en su reclamo, debería hacerlo ante Defensa del Consumidor u organismos similares.

Consejos de un especialista

Sebastián Senlle, jefe de Equipo de Medios de Pago del Banco Ciudad, dio los siguientes consejos para evitar el robo de datos y las compras truchas en las tarjetas de crédito o débito.

  1. No perder de vista la tarjeta, no entregársela a nadie y pagar uno mismo con el posnet.
  2. Algunos bancos ya ofrecen la opción de «pausar» las tarjetas de crédito o débito. Si uno no la encuentra pero no está seguro de que la perdió, o si se la olvidó en algún comercio, vía home banking puede suspenderla por un tiempo.
  3. Las compras online hacerlas siempre en sitios oficiales o confiables.
  4. Se recomienda usar botones de pago, billeteras virtuales o cualquier otro método de pago que sea seguro.
  5. Revisar el resumen de cuenta siempre y apenas llega. Recordar que los reclamos por compras fraudulentas se pueden hacer sólo hasta los 30 días de recibido el resumen (60 días si fueron compras internacionales).
  6. Nunca decirle a nadie, ni por escrito ni telefónicamente, el código de seguridad de la tarjeta, los tres dígitos que están en el dorso del plástico.
  7. Si es una compra telefónica, al momento de ingresar el código de seguridad el operador debe activar un sistema automático en el que uno digita los tres números con el teclado.

Aumentan las multas de tránsito en la Ciudad: a cuánto se van las más comunes

  • El incremento es del 40%
  • Equivale al precio de medio litro de nafta del mayor octanaje.

Las multas de tránsito aumentarán a partir de este lunes. El valor de la Unidad Fija (UF), el parámetro que se toma para determinar los montos de las sanciones, subirá un 42% porque pasará de $ 102,92 a $ 146,66.

Será la segunda suba del año, tras el incremento de marzo, que había sido de 35,9%. Y tiene que ver con la forma en que se estipuló por ley la indexación de las multas, para que no queden muy atrás de la inflación.

¿Qué se determinó? Que la UF equivalga al precio de medio litro de nafta del mayor octanaje, de acuerdo a un promedio que elabora la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad. Luego, cada seis meses se actualiza ese valor.

De esta manera, las infracciones de tránsito más comunes a partir de ahora tendrán los siguientes valores:

  • Mal estacionamiento: como equivale a 100 UF, la multa ahora será de $ 14.666
  • Estacionar bloqueando una rampa o un lugar para discapacitados: se va a $ 43.998, porque está estipulada en 300 UF.
  • Exceso de velocidad: varía según la cantidad de km/h en que se haya superado el límite para cada tipo de vía, y van entre 40 a 4.000 UF. Por eso, los precios ahora serán de entre $ 10.266 y $ 586.640. Este último caso es paralos casos gravísimos, cuando se maneja más de 140 km/h. Y es la multa más cara de todas.
  • Conducir utilizando el celular: 100 UF, o sea $ 14.666.
  • Mirar o enviar mensajes de texto con el celular: $ 29.332. Se la considera el doble de grave que hablar, porque se le presta menos atención todavía al tránsito.
  • Pasar un semáforo en rojo: entre $ 43.998 y $ 219.990 (en caso de que lo haga un transporte público).
  • No usar el cinturón de seguridad o no ponerse el casco en una moto: $ 14.666 ambas.

El caso de la alcoholemia es distinto, porque no es una simple falta sino una contravención. El límite tolerado es de 0,5 gramos por litro de sangre. Si se lo pasa en hasta 0,99, la multa es de $ 21.999 a $ 146.660. Pero si se excede desde 1 gr/l en adelante, la sanción va de $ 43.998 a $ 293.320, y a esto se le pueden agregar entre 1 y 10 días de arresto. Además, se le retira la licencia al conductor por entre dos meses y dos años

Alquileres en crisis: en la Ciudad hay menos de mil departamentos disponibles y aumentan las publicaciones en dólares

Según un informe oficial, los precios subieron más de 125% y superaron la inflación porteña. Y cada vez más dueños buscan evitar la devaluación.

Un último informe oficial le pone números actualizados a la situación del mercado de los alquileres. Y, ciertamente, esos números preocupan: precios por el aire, oferta en su piso histórico y cada vez más dueños que cotizan en dólares.

Se trata de un trabajo de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad, que en cada trimestre releva la cantidad de propiedades ofrecidas en alquiler en los principales portales del rubro. De acuerdo a ese trabajo, entre el año pasado y el segundo trimestre de este año, los alquileres aumentaron, todos, más del 125%.

En concreto, la suba promedio para el alquiler de un monoambiente fue del 141% respecto del segundo trimestre del año pasado. En el caso de los 2 ambientes fue un 134,6%. Y en los de tres ambientes, 126%.

En todos los casos, los precios superaron a la inflación propia de la Ciudad, que fue del 114,6% interanual.

En cuanto a precios, el promedio fue de $ 98.700 para monoambientes, $ 130.800 para los de dos ambientes, y $ 189.000 para tres ambientes.

Los alquileres más caros se registraron en Palermo, con $ 114.015 para un monoambiente, $ 173.594 para un 2 ambientes, y $ 246.575 para un 3 ambientes.

Otro dato grafica cabalmente la situación actual.»El 65% de la oferta fue publicada en dólares. En enero había sido sólo el 29%, y en julio del año pasado fue el 22%», explicó José María Donati, director de Estadísticas y Censos de la Ciudad.

Esto demuestra que cada vez más propietarios buscan evitar los vaivenes del dólar. Una aclaración: este relevamiento llega a junio, previo a las PASO y la devaluación del lunes 14.

El otro dato cada vez más alarmante, y que explica a su vez el salto en los precios, es que ya no quedan dudas de que se produjo un verdadero derrumbe en la oferta de unidades: hay cada vez menos departamentos disponibles para alquiler.

Del primer trimestre al segundo, la caída fue del 26,1%. Y si se compara interanualmente, la disminución fue de 48,6%.

Dicho de otro modo: en 2021, había unos 4.800 departamentos disponibles por trimestre. Esa cifra bajó a unos 3.000 el año pasado. Pero en el segundo trimestre de este año no se llegó ni a 1.500.

La situación, hoy, es incluso peor. Porque el relevamiento de la Ciudad abarcó hasta junio, pero la caída en la disponibilidad se profundizó. «En este momento hay 936 departamentos en oferta en toda la Ciudad, un piso histórico. Los datos surgen del cruce de información de cuatro de las más importantes plataformas de avisos», informó Armando Pepe, referente del sector inmobiliario, quien agregó: «No se está firmando prácticamente ningún contrato, hay mucha desesperación en la gente. Es un momento crítico«.

El derrumbe en la oferta tiene tres explicaciones. Primero, el efecto de la Ley de Alquileres, que le quitó incentivos a los propietarios para que volcaran sus departamentos al mercado de renta, al prolongar de dos a tres años el plazo mínimo del contrato y al imponer una sola indexación anual de los precios, entre otras regulaciones.

La semana entrante podría haber novedades. El miércoles a las 12 se realizará una sesión especial en la Cámara de Diputados, que fue convocada por la oposición para modificar la norma. Pero no es seguro que logren los votos suficientes para derogar o cambiar algunos artículos.

La segunda razón es que, aunque a los inquilinos se les vuelvan cada vez más caros, la rentabilidad para los propietarios sigue siendo baja.

Y el tercer motivo, de la mano de los dos anteriores, es que aumentó mucho la cantidad de departamentos ofrecidos en alquiler temporario para turistas, lo que para los dueños significa ingresos en dólares. Según Armando Pepe, «hoy hay 14.640 propiedades destinadas a alquileres temporales».

La carencia de departamentos es tan pronunciada que se dan algunas situaciones increíbles:

  • En 7  de los 48 barrios porteños directamente no hay ningún monoambiente disponible, y en otros 20 no se superan las 5 unidades.
  • Sólo seis barrios (Palermo, Recoleta, Caballito, Villa Urquiza, Almagro y Belgrano) concentran el 48% de la oferta de 2 ambientes y el 45% de la oferta de 3 ambientes.
  • Hay 19 barrios que no tienen ningún departamento publicado de 3 dormitorios (4 ambientes), los más buscados por las familias tipo con dos hijos.

Fuente: Clarin

¿Por arriba o por abajo? La interna porteña de Juntos por el Cambio y las diferencias sobre qué hacer con el tren Sarmiento

La interna entre Jorge Macri y Martín Lousteau para ser el candidato a jefe de Gobierno porteño por Juntos por el Cambio muestra varias diferencias entre los candidatos. Una de ellas llama la atención, porque para un mismo problema proponen soluciones casi exactamente opuestas. Se trata de qué hacer con el tren Sarmiento, que desde hace más de un siglo corta al medio la Ciudad. Mientras Macri propone hacer un viaducto para que las vías corran en altura, Lousteau plantea que vayan en trinchera, es decir por debajo del nivel de la calle.

La necesidad de resolver la cicatriz urbana que significa tener vías a nivel en plena Ciudad está pendiente desde comienzos del siglo XX, cuando el tren ya tajeaba lo que hoy son Caballito, Flores, Liniers y el resto de los barrios del eje central de Buenos Aires, paralelo a avenida Rivadavia.

De hecho, la principal iniciativa, que logró comenzar pero quedó (literalmente) a mitad de camino, fue el discutido soterramiento, que pasó de mega-obra a mega-ridículo: hoy existe un túnel de 7 kilómetros de largo y 11 metros de diámetro, hundido a 22 metros de la superficie entre Haedo y Villa Luro que, básicamente, quedó incompleto, no sirve para nada y costó una fortuna.

La diferencia en las propuestas quedó evidenciada en los últimos días. Este jueves, Jorge Macri publicó en su cuenta de Twitter un posteo en el que asegura que «será una prioridad de mi gobierno elevar el tren Sarmiento y liberar barrios enteros».

Luego, explica que el tren «recorre 80 cuadras, desde Liniers hasta la estación Once. En el recorrido cruza 22 pasos a nivel. Cada vez que pasa un tren las barreras cortan el tránsito. Tal vez muchos no lo sepan, pero en algunos horarios las barreras pueden llegar a permanecer bajas más del 60% del tiempo total y en casi todos los horarios, el tiempo en que están cerradas supera el 50%».

Por eso, propone construir el viaducto, que el hacer que las vías corran en altura, permitiría eliminar las barreras, abrir las calles hoy cortadas por el tendido ferroviario y ganar espacio público. Según Macri, esta obra duraría «entre 26 y 36 meses».

Es, en definitiva, la opción que se eligió años atrás para los trenes San Martín y Mitre ramal Tigre, que desde 2019 corren en altura.

En la otra vereda está el proyecto de Martín Lousteau. De acuerdo a lo publicado en su página web oficial, su propuesta para resolver el problema del Sarmiento es «construir una trinchera de cuatro vías para servicios cortos y expresos y espacios verdes sobre la trinchera».

Es decir, que la vía circularía tal como lo hace en el tramo entre Once y Caballito, por debajo del nivel de la calle. A eso le sumarían puentes vehiculares y peatonales. Y en ciertos tramos, al túnel a cielo abierto se le sumarían «techos» para montar espacios verdes. Un ejemplo de este diseño se puede ver en Medrano y Bartolomé Mitre, donde en 2018 la Ciudad inauguró una plaza sobre la vía.

En ambas propuestas faltaría conocer dos cuestiones clave. La primera, el costo y la financiación de semejante obra. Segundo, qué hacer mientras tanto con el servicio, si podrá seguir circulando o no, y en todo caso como reemplazar por un tiempo la falta del tren.

Más de un siglo sin soluciones

Los problemas con el tren Sarmiento empezaron poco tiempo después de su inauguración, y son un ejemplo de cómo a lo largo de la historia del país abundan las promesas y escasean las soluciones.

El tren fue inaugurado en 1857, con el viejo nombre de «Ferrocarril Oeste». Partía desde lo que hoy es el centro porteño y llegaba a lo que entonces era el pueblo de San José de Flores, luego incorporado a la Capital Federal. Cruzaba una zona casi rural, con poca población.

Pero el sostenido crecimiento poblacional de la época hizo que Buenos Aires se expandiera, y así el tren quedó entremedio de edificaciones y viviendas.

En 1903 se intentó la primera solución: construir la trinchera, el túnel a cielo abierto para que las vías no entorpecieran el tránsito en las calles. En sólo dos años se logró hacer el tramo entre Once y Caballito. Pero entre dificultades económicas y políticas, la obra se frenó para nunca ser retomada.

Después de décadas sin avances, en el año 2001, el entonces jefe de Gobierno Aníbal Ibarra propuso crear el “Corredor Verde del Oeste” que consistía en continuar la trinchera entre Caballito y Liniers, y tapar parte del recorrido, sobre todo los cruces, hacer espacios verdes, lo mismo que los playones y otras instalaciones.

Recién en 2006, con Néstor Kirchner en la Presidencia, el Gobierno llamó a licitación.

Entonces comenzó una larga serie de demoras y cambios, hasta que el 2 de julio de 2012, tras la tragedia de Once, el ministro de Transporte Florencio Randazzo encabezó un acto en el que se anunció que comenzaba a funcionar la tuneladora que iba a excavar el tramo entre Haedo y la Ciudad. Con un detalle: la obra no arrancó.

Sí comenzó en octubre de 2016. Y duró hasta enero de 2019, cuando se paralizó por falta de fondos, en el marco de la disparada del dólar y el préstamo del FMI.

El túnel había avanzado unos 7 kilómetros. Desde entonces, está sin obras, vacío y camino al olvido. Un túnel que no conecta nada con nada.

Fuente: Clarin

Los viejos coches del subte porteño que buscan una nueva vida: cuánto cuestan y para qué pueden usarse

Son vagones General Electric de los años 60 que circularon en las líneas D y E y salen a subasta.

La Ciudad volverá a subastar vagones del subte en desuso. En este caso, se trata de 14 coches marca General Electric que circularon en las líneas D y E y que fueron sacados de servicio por su antigüedad.

La información la confirmó Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), la empresa estatal porteña que controla la red. Los vagones fueron fabricados en el país entre 1964 y 1966.

El remate se realizará el miércoles 14 vía online, a través de la plataforma que tiene el Banco Ciudad.

Cada vagón saldrá a remate con una base de $ 680.000. Pero considerando experiencias anteriores, seguramente el precio a pagar será bastante más alto. De hecho, el año pasado SBASE remató 45 coches Siemens Schukert de los años ’30 y ’40 por más de $ 2.000.000 cada uno.

El dinero recaudado se destina a obras en la red del subte.

Además de lo que pague en el remate, el comprador deberá hacerse cargo del traslado del vagón hasta su destino final, trámite que cuesta no menos de $ 500.000.

Los interesados en ofertar deben inscribirse hasta 48 horas antes del inicio del remate en www.subastas.bancociudad.com.ar/, donde también pueden ver las fotos de los coches. Al momento de anotarse, deberán abonar una garantía equivalente al 10% del valor base.

Además, hasta el viernes 9, de 10 a 15, podrán ver los vagones en persona, para lo cual hay que enviar un mail a mbalparda@sbase.com.ar.

Subterráneos de Buenos Aires aprobó la subasta de estas unidades “debido a que sus limitaciones técnicas los volvieron incompatibles con los estándares necesarios para prestar un buen servicio”, según informaron.

¿Qué se puede hacer con los vagones viejos? Pueden ser adquiridos por empresas o particulares. En 2017, por ejemplo, en una subasta similar uno de los coches fue comprado por la cadena del Hard Rock Café para instalarlo como decoración en un local.

También es posible transformarlos en una vivienda, atelier, biblioteca, hospedaje turístico o casa de campo. Además, hay fanáticos del transporte que los buscan para incorporarlos a su colección privada.

Los vagones que están realmente en muy mal estado pueden terminar en el desguace para la venta de los metales.

Otros son protegidos por su valor patrimonial. Por ejemplo, cuando se reemplazó a los viejos vagones Le Brugeoise de madera que circularon durante casi un siglo en la línea A, la Legislatura porteña ordenó que SBASE se quedara con algunos coches y los restaurara para mantenerlos como pieza histórica. De hecho, una formación se usó varias veces con paseos recreativos en diversas ediciones de La Noche de los Museos.

Otros vagones del subte A fueron donados a diversas instituciones. Por ejemplo, el Museo del Automóvil consiguió que SBASE le entregara un vagón en forma gratuita. Ese coche fue restaurado y hoy se lo puede visitar en la sede que el museo tiene en Villa Santa Rita, donde de hecho le tendieron un tramo de vía para hacerlo andar.

En otras ciudades también se venden los vagones a particulares que los quieran adquirir, o se los dona a museos o instituciones educativas.

Y a veces se toman decisiones más curiosas. Por ejemplo,en Nueva York se los tira al mar para formar arrecifes artificiales para los peces.

Fuente: Clarin